Si te observo no lo harás conmigo.
Para qué me miras? porque razón ojos? por qué razón pupilas? si balbuceo entre constelaciones mirando sin mirar...

domingo, 20 de mayo de 2012

Frag. La Boca del Infierno



--¡Oh! ¡No, no calumnio al amor! El amor es la posesión. ¡Ser dueño de una criatura humana, conquistar un alma, multiplicar tu corazón por otro, que no es menos tuyo porque lata en pecho distinto, extender tu existencia a través de otras dependientes y sumisas, sin duda constituye algo grandioso y bello! Tengo esa ambición gigantesca del amor. Pero la cuestión estriba en añadir a nuestra personalidad  el mayor número de personalidades posibles; en enriquecerse con todos los amores que se encuentren;  en absorber en sí todo cuanto de poder y de vida hallemos a nuestro alcance. ¡Infelices aquellos que se contentan con una mujer, y a quienes basta duplicarse, cuando podrían centuplicarse! ¿Qué esto hace llorar a las mujeres? ¡Peor para ellas! El mar sólo existe porque bebe todas las gotas de todos lo ríos. Yo, quisiera beber todas las lágrimas de todas las mujeres, con el fin de sentir la embriaguez y el orgullo de l Océano.
--Te engañas, amigo; la grandeza no consiste en tener, sino en ser. La riqueza no está en recibir, sino en dar. Yo me entregaré por entero, y para siempre, a aquella a quien ame. No despilfarraré mi corazón en vil moneda de cincuenta caprichos triviales y pasajeros; lo concentraré en un solo amor, profundo e inmortal. Y no por eso he de creerme más mezquino y más avaro, al contrario. Siguiendo ese camino, Samuel, la alegría humana alcanza la suprema felicidad. El fin de don Juan, con sus mil y tres mujeres, representa el Infierno; el fin de Dante, con su Beatriz, el Cielo.


viernes, 2 de marzo de 2012

Philip Glass - The Kiss (HD)



Me pierdo entre la embriaguez de brillos de dulce demencia onirica, pierdo incluso mi desnudez para crear vestidos que no contengan hilos de incertidumbres nocherniegas. 

Me empeño en cerrar los ojos para encontrarme con los ojos de libélulas que habitan mis sueños cada noche...(Scch... escucho sus pequeñas vocecitas noctambulas inyectando a mis oídos la pasión que nunca había poseído por la vida.)

jueves, 9 de febrero de 2012

MATT ELLIOTT - the Kursk


It's cold I'm afraid
It's been like this for a day
The water is rising & slowly we're dying
We won't see light again
We won't see our wives again

miércoles, 8 de febrero de 2012

[¡QUE ALEGRÍA, VIVIR]

¡Que alegría, vivir
sintiéndose vivido!
Rendirse
A la gran certidumbre, oscuramente,
De que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
Me está viviendo.

Que cuando los espejos, los espías
-azogues, almas cortas-, aseguran
que estoy aquí, yo inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los hombres,
la verdad transvisible es que camino
sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy buscando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
Porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
No sospechadas por mi gran silencio;
Y es que también me quiere con su voz.
La vida -¡Que transporte ya!-, ignorancia
De lo que son mis actos, que ella hace,
En que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
De un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
Recordaré
Estrellas que no vi, que ella miraba,
Y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
De haber tocado lo que no toqué
Sino con esas manos que no alcanzo
A coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
Descansar, quieto, muerto ya. Morirse
En la alta confianza
De que este vivir mío no era sólo
Mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
Otro ser por detrás de la no muerte...

martes, 7 de febrero de 2012

"Si no sabes volar"



Me asuste tanto al final del video, no lo esperaba, será que me dio tanto susto porque estoy perdiendo esa virtud de tener alas?

Sinceramente mi mayor temor es perder la virtud de zarandear las alas de mi fugitiva imaginación.

Charles Dickens

Casa desolada (fragmento)

La gata se ha retirado hasta la puerta, y está gruñendo; no a ellos, sino a algo que hay en el suelo, delante de la chimenea. Queda muy poco fuego, pero hay un vapor denso y sofocante en la habitación, y una capa grasienta y oscura ennegrece las paredes y el techo. La chaqueta y la gorra del viejo están colgadas en una silla. El cordón rojo que ataba las cartas se encuentra en el suelo, pero no se ve papel alguno, sino sólo una masa negra y desecha en el suelo.
-¿Qué le pasa a la gata? -dice el señor Guppy- ¡Mírala!
Avanzan despacio, observando todos los objetos. La gata sigue donde la encontraron, gruñéndole a algo que hay en el suelo, delante de la chimenea, entre las dos sillas. ¿Qué es eso? Levanta la luz.
Aquí, en el entarimado, hay un pequeño rodal quemado; aquí están las cenizas de un puñado de papeles, aunque menos livianas de lo normal; parecen impregnadas de algo; y aquí están... aquí están los residuos de un pequeño tronco carbonizado y hecho trozos, salpicado de cenizas blanquecinas; ¿o será carbón? ¡Horror; está aquí!, y aquello de lo que huimos, apagando la luz, derribándonos el uno al otro apresurándonos para salir a la calle, es cuanto queda de él.
¡Socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Acudid a esta casa, por el amor de Dios!
Son muchos los que acuden, pero nadie puede hacer nada. El lord canciller de este tribunal, fiel a su título en su último acto, ha tenido la muerte de todos los cancilleres de todos los tribunales, la de todas las autoridades de todos los lugares, cualesquiera que sean sus nombres, donde se cometen fraudes y se hacen injusticias. Llame su señoría a la muerte con el nombre que quiera, atribúyala a quien le apetezca, o diga que podía haberse evitado de alguna manera: es siempre la misma muerte; innata, congénita, generada en los humores corrompidos del mismo cuerpo depravado, y nada más. Es la Combustión Espontánea, y de ninguna otra muerte ha podido morir. "

Charles Dickens


David Copperfield (fragmento)


Tenía mi cabeza sujeta como en un tubo; pero yo me retorcía a su alrededor rogándole que no me pegase. Se detuvo un momento, pero sólo un momento, pues un instante después me pegaba del modo más odioso. En el momento en que empezó a azotarme, yo acerqué la boca a la mano que me sujetaba y la mordí con fuerza. Todavía siento rechinar mis dientes al pensarlo.
Entonces él me pegó como si hubiera querido matarme a golpes. A pesar del ruido que hacíamos, oí correr en las escaleras y llorar. Sí; oí llorar a mamá y a Peggotty. Después se marchó, cerrándome la puerta por fuera y dejándome tirado en el suelo, ardiendo de fiebre, desgarrado y furioso.
¡Qué bien recuerdo, cuando empecé a tranquilizarme, la extraña quietud que parecía reinar en la casa! ¡Qué bien recuerdo lo malo que empezaba a sentirme cuando la cólera y el dolor fueron pasando!
Estuve escuchando largo rato; pero no se oía nada. Me levanté con trabajo del suelo y me miré al espejo. Estaba tan rojo, hinchado y horrible, que casi me asusté. Me dolían los huesos, y cada movimiento me hacía llorar; pero aquello no era nada al lado de mi sentimiento de culpa. Estoy seguro de que me sentía más culpable que el más temible criminal.
Empezaba a oscurecer y cerré la ventana. Durante mucho rato había estado con la cabeza apoyada en los cristales, llorando, durmiendo, escuchando y mirando hacia fuera. De pronto oí el ruido de la llave y entró miss Murdstone con un poco de pan y carne y una taza de leche. Lo puso todo encima de la mesa, sin decir nada, y mirándome con ejemplar firmeza. Después se marchó, volviendo a cerrar la puerta tras de sí.
Era ya de noche, y yo continuaba sentado en el mismo sitio, con la esperanza de que viniera alguna otra persona. Cuando me convencí de que ya aquella noche no volvería nadie, me acosté, y en la cama empecé a meditar con temor en lo que sería de mí en lo sucesivo. ¿Lo que había hecho era un crimen? ¿Me meterían en la cárcel? ¿No habría peligro de que me ahorcasen? 
"