Si te observo no lo harás conmigo.
Para qué me miras? porque razón ojos? por qué razón pupilas? si balbuceo entre constelaciones mirando sin mirar...

jueves, 21 de octubre de 2010

La puerta oscura

Las horas van trancurriendo. Faltan escasos minutos para la medianoche del domingo. Daphane ha reunido todo su valor para llvar  a cabo una arriesgada misión

Fragmento de La piel fría

La noche amplía sus dominios. Ahora sólo se nos conceden tres horas de luz. El resto es patrimonio de la noche. El sol se despide de nosotros antes de que amanezca. ¿Cómo describir en el papel el terror que esto entraña? En condicionesnormales, estar aquí, en la isla, ya sería una expreriencia formidable y angustiosa.
Con los monstruos rodeándonos supera los límites del entendemiento. A menudo, aunque parezca extraño, las pausas entre los ataques son peores que los propios ataques. Dentro del faro, entre penumbras de quinqués, nos llegan los ruidos fusionados del viento, la luvia y el mar, y esperamos el nuevo día, y esperamos y seguimos esperando, y no podemos saber si llegará antes la luz o la muerte. Nunca hubiera pensado que el infierno podría ser algo tan simple como un reloj sin agujas.”

FALLEN

Alrededor de la medianoche, sus ojos por fin tomaron forma. La mirada en ellos era felina, media determinada y media provisional con todo el problema. Sí, ellos tenían razón, aquellos ojos, Elevándose hasta su ceja fina, elegante en la frente, a centímetos de la cascada oscura de su pelo.
Mro el papel con el brazo extendido para evaluar su progreso. Era difícil, trabajar sin ella delante de e´l, pero entonces, no pidía dibujar en su presencia. 
Desde que había llegado de Londres. Desde que la habçia visto por primera vez
-había tenido que tener cuidado siempre para mantenerla a una distancia.
Se inclunó sobre el dibujo de nuevo, suspirando con él usó su pulgar para perfeccionar la mancha de carbón de su labio inferior. Este impostor de papel sin vida, era el único modo de tenerla con él.

Las Mil y Una Noche

---ERES UN TEMERARIO --LE DIJO--, PORQUE ME HAS HECHO OIR UNA HISTORIA QUE NO MERECE MI ATENCIÓN. ¿QUIERES DARME A ENTENDER ACASO, QUE LOS INCIDENTES DE LA VIDA DE UN JOVEN DISOLUTO SON MÁS INTERESANTES AQUE LOS DE MI BUFÓN, EL JOROBADITO? ¡VOY A MANDAR QUE TE AHORQUEN PARA VENGAR SU MUERTE!

La Rayuela .../frági/


Este fragmento es mi regalo por dejar inherente el insomnio de unas grandes noches de unas noches para siempre...(:::) donde no me importa si duermo o no, si ese colorido de ojeras meditabundas se colorean sin impedimentos... He llegado al cap 93 que deje como mi favorito de mucho... Pero sobre todo éste me carcome.(:s Hace un rato habia escrito ya esto pero se bloqueo el pc, y estaba pensando si me quedaria igual a lo que escribi antes. Pero en fin aqui lo estoy haciendo de nuevo el número 1 siempre es pretendido más que el segundo aunque se intente de contradecir siempre.)....Bueno decia que éste capitulo mi "regalo" se metio tanto en mi que me produjo una sonata de parte de alguna conexión entre el corazón y el estomago....Esta inconexión que me turba, a  veces la adoro, pero luego me detengo. Me detengo y me contengo en un rincon sin ceder ni dejar ceder éste paroxismo, entonces  caleidoscopio se traspasa por un periplo delirante "perfectamente intrincado"...A lo que temo anhelo caduco/expansivo/renovable a lo que se es sin ser parte de nada... Solo una especie de obnibulaciòn que permea seduce ese roce de miradas ausentes.....

........"Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.

Seda

La Insoportable Levedad del Ser...

SIRENA DE SIRENAS.. ES EL MEJOR REGALO QUE MI MENTE HA RECIBIDO MUCHAS GRACIAS^^
Se preguntaba la imposibilidad de confianza, pero no esperaba tan pronto ese abono de flores silvestres abandonadas a merced de un raptador que irrumpe insinuadamente a la naturaleza ,pues tiene esperando un jarron marron en casa solitario y que ahora llevará compañia.. Sí,  ahora recuerdo esa rosa extraña con rojo ennegresido que menciona Chesterton en el esnayo la Cólera de las rosas y el nombre particular "Victor Hugo su tormento en los sueños, alude mi mente esa insistente presencia salvaje intrepida, congestivo aroma cuando se siente, me descubre pero al mismo tiempo, se ensaña mi conciencia en una inconexión de lo racional o quizás irracional, conturbo mis lineamientos el número de casualidades que he forzado, porque a veces pienso "en la casualidad forzada" donde incurro a lo desconocido donde busco, se escurre mi cuerpo por los rios de de  la curiosidad,  desligado de personas y hambriento inconsciente, porque así es!, soy conciente de mi inconsciencia....pero la adjunto con mi deseo de navegar constelaciones perecederas donde alvergo mi propio abismo y quisiera sucumbir con uno nuevo, o quizás viejo pero que ahora es nuevo porque siempre las novedades son indudables e ineludibles cuando necesito abastecerme de esas novedades recapturadas, a   veces pienso en algún efecto... vuelvo a recordar del ensayo el capitulo... Tretas de la memoria donde dice -La virtud tiene la carga pesada del conocimiento; el pecado tiene a veces algo de la levedad de la impecabilidad.-.... Impasible es el resultado caudal no descanso, no quisiera que una de las necesidades fisiologicas que estan quizás amarradas con el alma necesiten dormir... cuando quiero estar lucido y sagaz vigilante cementerio anacrónico... y todo esto demenuza el titulo de un libro que estoy leyendo y que la rosa misma rosa delirante me esbozo -La insoportable levedad del ser, Kundera- . Claro está si me decidiera obtener el número de casualidades que me trajeron hasta este punto no seria muy exacto, pero es sin duda una lista larga de números, a veces siento ese umbral tenebroso donde se delimita mi "intensión" bueno a decir verdad una de tantas, construyo y desconstruyo un sin número de senderos obligando a mi espalda cargar medios de transporte, es más posible que los arrastre si lo pienso mejor, en la espalda llevaria las herramientas para algún arreglo insospechoso apremiante.... un aeroplano en un lugar desertico fue donde lo estableci y decidi ir a buscar el sitio preciso donde lo habia escondido, ese día lo alcance adentrar en una cueva, por cierto ese día me lleve un gran espanto... no estaba t"an solo" me di cuenta despues del aullido marginal y estremecedor alertando mis pies y por ese milesimo de fracción ,corri tanto por ese efecto de sonido que me devolvi como un kilometro sin parar de correr sentia que ese aullido  que  hacia de mis pies, jarreteos intensionados. Hasta que, por un momento deje de sentirlo, me detuve con frenetica energía inmediata que caí al suelo desbaratado, a la orilla de un lago enlodazado fue lo último que recorde,...
/.../despues me desperte y descubri que llevaba varias horas en ese estado dormitando al lado de una rana que no dejaba de mirarme incluso despues de que abri los ojos bien...

La senda del perdedor.

Podía ver el camino que se abría frente a mí. Yo era pobre e iba a continuar siéndolo. Pero tampoco deseaba especialmente tener dinero. No sabía que es lo que quería. Sí, lo sabía. Deseaba algún lugar donde esconderme, algún sitio donde no tuviera que hacer nada. El pensamiento de llegar a ser alguien no sólo no me atraía sino que me enfermaba. Pensar en ser un abogado, concejal, ingeniero, cualquier cosa por el estilo, me parecía imposible. O casarme, tener hijos, enjaularme en la estructura familiar. Ir a algún sitio para trabajar todos los días y después volver. Era imposible. Hacer cosas normales como ir a comidas campestres, fiestas de Navidad, el 4 de Julio, el Día del Trabajo, el Día de la Madre..., acaso los hombres nacía para soportar esas cosas y luego morir? Prefería ser un lavaplatos, volver a mi pequeña habitación y emborracharme hasta dormirme.


EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS



No, no me enterraron, aunque hay un periodo de tiempo que recuerdo confusamente, con un asombro tembloroso, como un paso a través de algún mundo inconcebible en el que no existía ni esperanza ni deseo. Me encontré una vez más en la ciudad sepulcral, sin poder tolerar la contemplación de la gente que se apresuraba por las calles para extraer unos de otros un poco de dinero, para devorar su infame comida, para tragar su cerveza malsana, para soñar sus sueños insignificantes y torpes. Eran una infracción a mis pensamientos. Eran intrusos cuyo conocimiento de la vida constituía para mí una pretensión irritante, porque estaba seguro de que no era posible que supier ...an las cosas que yo sabía. Su comportamiento, que era sencillamente el comportamiento de los individuos comunes que iban a sus negocios con la afirmación de una seguridad perfecta, me resultaba tan ofensiva como las ultrajantes ostentaciones de insensatez ante un peligro que no se logra comprender. No sentía ningún deseo de demostrárselo, pero tenía a veces dificultades para contenerme y no reírme en sus caras, tan llenas de estúpida importancia. Me atrevería a decir que no estaba yo muy bien en aquella época. Vagaba por las calles -tenía algunos negocios que arreglar- haciendo muecas amargas ante personas respetables. Admito que mi conducta era inexcusable, pero en aquellos días mi temperatura rara vez era normal. El corazón de las tinieblas. Joseph Conrad.Ver más

EL MUNDO ES ANCHO Y AJENO

Oscure lentamente, el trigal se vuelve una covulsionada laguna de aguas prietas, y en la joyada el caserio ha desaparecido como tragado por un abismo. Pero ya brota una luz y otro, y otra... Los fogones de llama roja palpitan blanda y cordialemnte en la noche. Arriba el cielo ha terminado por endurecerse como una piedra oscura, en tanto que en las aristas de los cerros muere lentamente el incendio crepuscular.../.../

Donoso: La Gesta del Obsceno Pájaro de La Noche

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Lo pasos pérdidos

.../.../Había grandes lagunas de semanas y semanas en la crónica de mi propio existir; temporadas que no me dejaban un recuerdo válido, la huella de una sensación excepcional, una emoción duradera; días en que todo gesto me producía la obsesionante impresión de haberlo hecho antes en circunstancias idénticas -de haberme sentado en el mismo rincón, de haber contado la misma historia, mirando al velero preso en el cristal de un pisa papel. Cuando se festejaba mi cumpleaños en medio de las mismas caras, en los mismos lugares, con la misma canción repetida en coro, me asaltaba invariablemente la idea de que esto sólo difería del cumpleaños anterior en la aparición de una vela más sobre un pastel cuyo saber era idénticos al de la vez pasada. Subiendo y bajando la cuesta de los días, con la misma piedra en el hombro, me sostenía por obra de un impulso adquirido a fuerza de paroxismos -impulso que cedería tarde o temprano, en una fecha que acaso figuraba en el calendario del año en curso-. Pero evadirse de esto, en el mundo que me hubiera tocado en suerte, era tan imposible como tratar de revivir, en estos tiempos, ciertas gestas de heroísmo o de santidad. /.../Encuentro trivial, en cierto modo, como son, aparentemente todos los encuentros cuyo verdadero significado sólo se revelará más tarde, en el tejido de sus implicaciones... Debemos buscar el comienzo de todo, de seguro, en la nube que reventó en lluvia aquella tarde, con tan inesperada violencia que sus truenos parecían truenos de otra latitud. .../.../Era como si estuviera cumpliendo la atroz condena de andar por una eternidad entre cifras, tablas de un gran calendario empotradas en las paredes -cronología de laberinto, que podía ser la de mi existencia, con su perenne obsesión de la hora, dentro de una prisa que sólo servía para devolverme cada mañana, al punto de partida de la víspera. .../.../Silencio es palabra de mi vocabulario. Habiendo trabajado la música, la he usado más que los hombres de otros oficios. Sé cómo puede especularse con el silencio; cómo se le mide y encuadra. Pero ahora, sentado en esta piedra, vivo el silencio; un silencio venido de tan lejos, espeso de tantos silencios, que en él cobraría la palabra un fragor de creación. Si yo dijera algo, si yo hablara a solas, como a menudo hago, me asustaría a mí mismo. .../.../Llego a preguntarme a veces si las formas superiores de la emoción estética no consistirán, simplemente, en un supremo entendimiento de lo creado. Un día, los hombres descubrirán un alfabeto en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un poema.

La casa de los espíritus

Clara pasó la infancia y entró en la juventud dentro de las paredes de su casa, en un mundo de historias asombrosas, de silencios tranquilos, donde el tiempo no se marcaba con relojes ni calendarios y donde los objetos tenían vida propia, los aparecidos se sentaban en la mesa y hablaban con los humanos, el pasado y el futuro eran parte de la misma cosa y la realidad del presente era un caleidoscopio de espejos desordenados donde todo podía ocurrir. Es una delicia, para mí, leer los cuadernos de esa época, donde se describe un mundo mágico que se acabó. Clara habitaba un universo inventado para ella, protegida de las inclemencias de la vida, donde se confundían la verdad prosaica de las cosas materiales con la verdad tumultuosa de los sueños, donde no siempre funcionaban las leyes de la física o la lógica. Clara vivió ese período ocupada en sus fantasías, acompañada por los espíritus del aire, del agua y de la tierra, tan feliz, que no sintió la necesidad de hablar en nueve años. Todos habían perdido la esperanza de volver a oírle la voz, cuando el día de su cumpleaños, después que sopló las diecinueve velas de su pastel de chocolate, estrenó una voz que había estado guardada durante todo aquel tiempo y que tenía resonancia de instrumento desafinado.

LA LETRA ESCARLATA

El soplo de la magia de la vida manaba de su espíritu siempre creativo, y se comunicaba con mil objetos como una antorcha enciende una llama donde sea que la apliquen. Las cosas más insospechadas, un palo, un montón de trapos, una flro, eran los títters de la magia de Pearl, y, sin sufrir ningún cambio exterior, se adaptaba espiritualmente a cualquier acción dramatica que ocupara el escenario de su mundo interno. Suvoz infanti le sevía para hablar con innumerables personajes imaginarios, viejos y jóvenes. Los pinos, viejos, negros y solemnes, ezhalando quejas y otros melancólicos sonidos profucidos por la brisa, no necestiaban muchas transformaciones para convertirs en dignatarios puritanos; las hierbas más feas de su jardín eran sus hijos, a quienes Pearl aplastaba y arrancaba sin compasrión. Era maravillosa la gran variedad de formas que creaba su intelecto, sin ninguna continuidadm pero saltando y bailando siempre en un estado de actividad sobrenatural---cayendo a menudo como agotada por tanto afiebrado y tumutuoso fluir de vida---, y seguido por otras formas similares de extraordinaria y salvaje energía. A nada se parecia tanto como a los fantasmagóricos fuergos de la aurora boreal. En el ejercicio de la fantadía, sin embargo, y en el retazo de una mente en desarrolo, poco había que no pudiera observarse en otros niños inteligentes, exvepto que, debido a la ausencia de compañeros de juegos, estaba más obligada a arrgárselas con las multitudes imaginarias que ella misma craba. Lo singular era la hostilidad con que la niña trataba a estos engendros de su propia corazón y su propia inteligencia. Nunca creaba un amigo; más bien parecía estar siempre abriendo los dientes del dragón, de donde emergían tropeles de enemigos armados contra los que se apresuraba a barallar. Era terriblemente triste...¡y, cuán profundo sería el dolo de su madre, que sentía en su propio corazón el motivo!--- observar, en alguien tan jovev, este constante reconocimiento de la adversidad del mundo y el intenso entrenamiento de las energías que necesitaría para defender su causa en las adversidades con las que sin duda tendría que enfrentarse.

Nadie podía verlo. Salvo aquel que nunca duerme y que lo había visto en su habitación manejando el sangriento látigo. ¿Por qué, entonces, acudiío a este sitio? ¿Era sólo, acaso, un simulacro de penitencia? No era un simulacro, sino un juego peligroso en el que su alma jugaba consigo misma, un simulacro ante el cual los ángeles enrojecían y sollozaba mientras los demonios se regocijaban festejándolo con risas burlonas. Lo impulsó al sacrificio aquel remordimiento que lo perseguía, que invariablemente los sujetaba y retenía en su trémulo puño cuando el otro impulso lo llevaba hasta el borde mismo dela autorrecelación. ¡Pobre desgraciado! ¿Cómo era posible que una naturaleza tan endeble como la suya cargara con el peso de un crimien? El crimen es para los que tienen los nervios de acero para los que tienen capacidad de soportarlo; o. en caso de verse urgidos, ejercer su fiera y salvaje fuerza para descartarlo de una vez y deshacerse de él. Este endeble espíritu sensitivo no era capaz de hacer ninguna de las ds cosas; sin embargo, continuamente hacia una o la otra, de las cuales, entretejidas, anudaban en un mismo nudo inectricable la angustia de la culpa que desafiaba al cielo y el vano arrepentimiento.
Así pues, mientras estaba de pie sobre el cadalso, en este vano simulacro de expiación, master Dimmesdale sintió.../.../ en su mente un gran horror, como si el universo entero estuviese mirando una marca escarlata en su pecho desnudo, sobre su coracón,. En este sirio, desde hacía mucho tiempo, sentía el ponzoñoso diente del dolor físico que no dejaba de roerlo. Sin ningún esfuerzo de voluntad y sin ningún poder para refrenarse, dio un grito; un grito que atravesó la noche y percurió de una casa a otra, reverberando desde los cerros lejanos, como si una coharte de demonios, el percibir en este grito tanto dolor y tanto pavor, hubieran convertido el sonido en un juguete y lo lanzaran de un lado a otro...